jueves, 11 de diciembre de 2008

joaquin penina



La muerte de Joaquín Penina, anarquista fusilado en Rosario
De padres pobres, campesinos y analfabetos, Joaquín Penina nació en 1901 en
Gironella, pueblo catalán -hoy con 12 mil habitantes- recostado sobre el río
Llobregat, 110 kilómetros al norte de Barcelona. De chico aprendió a poner baldosas,
mosaicos y azulejos. Se abrió paso en la lectura junto a sus compañeros anarquistas
y, por amor reverencial a la letra impresa, se convirtió en un difusor de los textos
libertarios. Llegó a la Argentina en 1924 y se radicó en Rosario, donde encontró
trabajo en la construcción como oficial calificado.
Se sumó a las actividades de la Fora (Federación Obrera Regional Argentina) como
afiliado al Sindicato de Oficios Varios de Rosario, pero nunca asumió
responsabilidades de jerarquía en el movimiento obrero. Por ideología y por elección,
antes que agitar a las masas prefería difundir y vender la prensa y la literatura
libertarias. Penina adhería a las ideas anarquistas y pacifistas de León Tolstoi;
practicaba el naturismo, prescindía del alcohol y del tabaco y era vegetariano
estricto.
Su único antecedente policial fue una detención que sufriera en 1927 cuando
distribuía el quincenario La Protesta, por entonces empeñado en una campaña
internacional por la vida y la libertad de Nicola Sacco y Bartolomeo Vanzetti,
libertarios italianos presos en Estados Unidos por un delito que no habían cometido y
que luego fueron ejecutados en la silla eléctrica.
Dicen que vivía una vida modesta, activa y ordenada, que trabajaba bien, mucho y
siempre por su cuenta, que gastaba lo mínimo y enviaba el resto a su familia, que su
única expansión eran las lecturas interminables, los paseos dominicales por la costa
y la contemplación del río. Nunca se le conocieron romances. Su última vivienda fue
un altillo de pensión en Salta 1581.
Del otro lado del mar y durante la República Española, al enterarse de su muerte, los
vecinos de Gironella impusieron el nombre de Joaquín Penina a la calle principal del
pueblo. El franquismo abolió el homenaje durante 40 años. La memoria popular fue
paciente y empecinada. Hoy la calle principal de Gironella se llama Joaquín Penina.
Otros son, en Rosario, los caminos de la memoria. Alguien se robó la placa que
recordaba a Penina en Salta al 1500; el memorial que plantó la Municipalidad en el
parque Sur está deteriorado.
Sobre esa vida breve y esa muerte aciaga, el lector inquieto podrá encontrar más
datos y detalles en la obra "1930-Joaquín Penina-Primer fusilado", de Fernando
Quesada, del Grupo Editor de Estudios Sociales (1974). Se trata de una edición de
bolsillo (ciento diez páginas en rústica) que imprimió en Rosario la casa Tipografía
Llordén y de la que quedan apenas diez o doce ejemplares maltrechos que se venden
a dos pesos la unidad en la Biblioteca y Archivo Histórico Social Alberto Ghiraldo, con
sede en Paraguay 2212.

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